LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

sábado, 12 de mayo de 2012

Carta a Benedicto XVI.

Santidad, Benedicto XVI, en Cuba hizo usted la opción por los poderosos.
 Recibió al dictador cubano Fidel Castro y toda su familia –que todavía no conocen una Iglesia por dentro– y dejó en “la estacada” a las sufridas Damas de Blanco, que domingo tras domingo asisten a la misa en la Iglesia Santa Rita, donde rezan por sus familiares presos por delitos de conciencia.
Usted en México se ha reunido con los desfavorecidos, cosa que no hizo en la entrañable y acogida Cuba, de gentes humildes que llevan sufriendo más de 53 años de dictadura totalitaria, que usted sabe bien.
También sabe usted bien que Fidel Castro fue excomulgado en el año 1962.
El castrismo confiscó a sus legítimos dueños al apoderarse del país como amo y señor, hizo que millones de personas tuvieron que marchar de la tierra que los vio nacer. Por culpa de los hermanos Castro han muerto y desaparecido más de 1 millón de personas en Cuba, contando las guerras a miles de kilómetros de Cuba, en que el diablo de Fidel Castro llevó a su pueblo.
Miles de muertos en cárceles inmundas llenas de ratas y en condiciones infrahumanas, con torturas casi a diario.
El país está casi en su totalidad en ruinas, y usted señor Papa, lo sabe.
El Obispado de Cuba, está a favor de los cambios de libertad y cambio político en Cuba, no así el Cardenal Jaime Ortega.
Miles de curas cubanos a inicios de la década de los 60 del siglo pasado han tenido que escapar de Cuba, y usted tiene constancia de ello.
Se han cerrado a cal y canto los templos, colegios  e Iglesias en Cuba durante más de 30 años y usted no puede obviarlo.
El equipo gobernante dictatorial, a pesar de la catástrofe que provocó con su ineptitud, insiste en continuar gobernando basado en los méritos obtenidos cuando “se alzó en la sierra” y ha declarado: “lo que nosotros tomamos por las armas, por las armas tienen que quitárnoslo”.
Señor Santidad, usted como enviado de Dios en la tierra, no puede dejar a los más desfavorecidos tirados en el lodazal de la miseria humana, usted tiene que defender los derechos de los débiles, denunciar las torturas de  los estados totalitarios y siempre estar al lado de los pobres y los infelices, que realmente son los que sustentan la base de la Iglesia Católica.
Señor Santidad, usted sabe como yo, que los miles de cubanos que han estado tanto en Santiago de Cuba como en la Habana escuchando al lado suyo las palabras que usted quería dedicar al pueblo cubano, estaban obligados a estar allí, para contentar a los hermanos Castro, porque sino tomaban represarías con ellos.
Yo me sentiría muy mal, tener que estar obligado a escuchar a la máxima autoridad de la Iglesia Católica en este mundo y no creer en sus palabras y en el mensaje que quiso dejar en Cuba, que no va aliviar sus penosas vidas en lo más mínimo.
Los cubanos que en un futuro próximo se hagan cargo de las instituciones democráticas en el país de Cuba, van a tener muy en cuenta el papel que ha representado la Iglesia Católica en Cuba durante éstos últimos 53 años, así como lo que ha representado en la época colonial y en la época en la que llegó ser un país próspero y libre.

Santidad, el mundo se ha abierto a Cuba, y Cuba no se ha abierto al mundo, porque Cuba la representa una familia llamada “Hermanos Fidel y Raúl Castro”, y usted sabe de sobra que éstos señores no quieren que en Cuba halla democracia, halla libertad, halla prosperidad de sus gentes, halla libertad de expresión, halla crecimiento económico, haiga una sociedad próspera y con buen nivel de vida.
Estas dos personas tienen en su interior el gen de la maldad y del egoísmo, y nunca van a aceptar que en Cuba llegue ningún tipo de cambio, son capaces de sacar los tanques a la calle y matar a miles de cubanos.
Estas dos personas no creen en Dios ni en nadie, solo creen en ellos, y tienen al país de Cuba, como su propia finca, y tienen aplicado un sistema Feudal y el que no hace lo que ellos desean,  o bien lo matan, lo encarcelan, lo torturan o  lo echan de su propia tierra.
Usted podía pasar a la historia de la humanidad, como el Papa, que pusiera la primera piedra para que de una vez por todas llegara la Democracia a Cuba.
Usted podría marcar un antes y después en la estancada vida del pueblo cubano, que lleva sufriendo más de medio siglo, y que con su visita a la tierra cubana ha logrado que la herida de sufrimiento de la gente humilde de Cuba sea más sangrante.
Usted podría haberse reunido con todos los grupos de los  disidentes cubanos, incluidos las Damas de Blanco, y decir en público que  el gobierno actual de Cuba tenía que preparar la transición democrática a la mayor urgencia.
El viaje que ha realizado usted  quedará  inscrito con tinta indeleble ya en la historia nacional, como un episodio más de apoyo a los planes de Raúl contra el pueblo cubano, dando el espaldarazo internacional que la dictadura necesitaba para continuar mandando y desmandando como lo hace un mayoral dentro de su isla.

Y señor mío,  usted sabe que el pueblo cubano ya no tiene fe religiosa, el pueblo cubano tiene hambre, tiene sed, tiene la paciencia acabada, tiene en su interior dolor y rabia,  porque nadie apoya la democracia en su entrañable tierra, el pueblo  cubano está resignado a vivir en la pobreza  y la miseria, se ha acostumbrado a la humillación y a la esclavitud, el pueblo cubano ha perdido la esperanza de tener un futuro mejor, y usted y su iglesia han hecho que la distancia entre el bien y el mal tenga menos trayecto.
Las personas de fe cristiana católica ante estas situaciones perdemos la fe de un día para otro, porque la máxima autoridad de la iglesia de nuestro señor Jesucristo Nazareno, no quiere  saber nada de los desamparados, de los pobres, de los que sufren, de los que  cada día  les violan impunemente sus derechos más fundamentales, de los que sufren torturas, y de los que viven engañados por aquellos que ponen la Biblia como guía espiritual y luego defienden a los tiranos solo por intereses particulares.
Ahora ya es tarde, y ya no hay vuelta a tras, y usted sabe que han entrado en las cárceles de Cuba durante su estancia en Cuba, cientos de personas que solo quieren Libertad para su tierra, pero que los hermanos Castro, los tienen incomunicados, arrestados y en algunos casos hasta los torturan.
Espero que usted tenga la conciencia tranquila, y que yo esté equivocado, y que la labor que ha realizado de transmitir la fe al pueblo cubano sea una realidad, pero mientras estén los hermanos Castro dirigiendo  los destinos de todos los cubanos de buena fe, no se logrará la paz y libertad en Cuba.
Y usted sabe como yo, que hoy Cuba es el país de Latinoamérica menos católico, y no porque sus gentes tengan esa culpa, la culpa la tiene el tirano que usted le dio audiencia y que no tiene perdón jamás en el mundo de Dios.
En la cumbre de las Américas, se ha pedido que Cuba sea miembro,  pero cuando se instaure la democracia, porque es el único país de Latino América en la que no existe el pluripartidismo, y santidad, usted lo sabe.

Le deseo lo mejor, y que rece cada día desde su altar porque el bien para el pueblo cubano llegue en breve, y que el fin de la dictadura  de Cuba tenga los días contados, y que la transición hacia la democracia, se haga con la mayor cordura y sensatez, para que el sufrido pueblo cubano puede disfrutar pronto de su ansiada libertad.

Que Dios le bendiga.

La Herencia de los Hermanos Castro.

Fidel Castro morirá, más temprano que tarde, y con él acabará una época. Los cubanos deberán orientarse hacia un futuro ya previsible, pero inevitablemente habrán de hacer un recuento, el resumen de una era. ¿Dónde están los sueños de libertad, de prosperidad, de justicia, de igualdad y bienestar, que fueron soñados hace más de cincuenta años, y cuyos turbios desvelos han sido siempre achacados al bloqueo y al imperialismo?
Fidel Castro morirá, y dejará tras de sí muchas cosas: lo primero, es una estela de destrucción a lo largo de la Isla, un país atrasado, y no obstante con una pobreza turística, graciosa y compasiva. Dejará ciudades envejecidas, infraestructuras colapsadas, barrios marginales e ilusiones flotantes. Dejará deudas impagables (sobre todo la del tiempo) a tres generaciones de cubanos, y más de un quinto de la población viviendo fuera de su país de origen, o del que debió ser su país de origen, si sus padres hubieran tenido un horizonte de realización más tangible. Dejará familias separadas y dispersas, que tal vez aviven la esperanza del reencuentro.
Habrá dejado también miles y miles de discursos y artículos –imposibles de agrupar en obras completas– los cuales serán la biblia santa de sus seguidores, a donde irán a beber un párrafo vibrante, una frase lapidaria, un concepto patriótico, o el pie forzado de una arenga. Vendrán las comparaciones entre su figura y la de Martí, y la absurda especulación sobre quién fue más grande en la historia de Cuba.
Habrá dejado un país militarizado, de consciencia y de facto, en donde impera la cultura del “ordeno y mando”, y se extraña una cultura de los servicios. Habrá dejado millones de personas que no se piensan como ciudadanos (con derechos), sino como soldados de un fantasma llamado Revolución, y cientos de miles de empleados que trabajan para las dos grandes compañías del gobierno: el MINFAR y el MININT.
Pero lo más terrible, es que nos dejará su fantasma durante muchas décadas (Dios quiera que no), como un eclipse profundo sobre la consciencia nacional, como una toxina lenta de purgar. Y en un principio, dejará al pueblo dividido entre sus acérrimos fanáticos, sus acérrimos detractores (moderados por las circunstancias), y una masa de simuladores e indiferentes que fingirán la austeridad de una pena, cuando en realidad sentirán un poco de miedo y desorientación. Sin embargo, lejos del fatalismo, los más ecuánimes verán la oportunidad para un renacimiento social.
Dejará un pueblo resentido, hastiado, y con enormes deseos de superar el trance. Dejará pretextos para justificar las frustraciones, y unos “éxitos” que cada día serán más cuestionados.
Habrá logrado la más dudosa de todas las victorias: la del “eterno” recuerdo. Por eso, su alma no conocerá la paz.
Finalmente, espero que un día no muy lejano en Cuba, ser fidelista deje de ser “la mayor virtud” de un ciudadano, y no serlo, el “peor defecto” de un cubano. Yo aspiro a un tipo de sociedad en la que todos tengan su espacio, incluso los fidelistas.


Esperemos que Cuba, sea pronto libre, porque el camino actual y la apatia del pueblo cubano, va hacer llegar a 60 años de dictadura castrista, cada día soy mas pesimista.

Fran País.