LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

martes, 12 de noviembre de 2013

El pecado de ser socio de los hermanos Castro.

Una lucha contemporánea entre David y el gigante Goliat.
 Así resume su historia Michel Villand, pionero de la inversión francesa en Cuba y que llegó a ser socio de Fidel Castro, y que ha escrito sobre su fallida aventura empresarial en la isla y sobre la forma en que plantó cara al sistema castrista, informa EFE.
Este empresario, que actualmente reside en el municipio granadino de Montefrío (sur de España), presenta en el libro “Mi socio Fidel Castro. Cuba, un desvío en el paraíso” -escrito junto al periodista Francis Matéo- un personal análisis sobre el régimen económico y la vida en la isla a partir de su experiencia con una industria panificadora y pastelera.
Escrito “sin odio, sin espíritu de revancha ni de venganza”, como recoge en la obra -disponible desde el lunes en toda España -, Villand pretende ser “fiel” a la realidad de un inversor extranjero en Cuba y poner de manifiesto la “montaña de dificultades” que padeció en este periplo.
“Fundar una empresa mixta en Cuba para una pequeña o mediana empresa extranjera es lo mismo que ponerse una soga al cuello”, relata este empresario, que montó dos fábricas de pan –una inaugurada por el propio Fidel en 1997- y hasta trece tiendas para la venta directa al consumidor bajo la marca “Pain de Paris”.
“Fidel sabía que habíamos tenido el coraje de invertir en Cuba pese a la Ley Helms-Burton”, recuerda a Efe, al tiempo que señala que esta norma prohíbe a los extranjeros que invierten en la isla trabajar en los Estados Unidos.
Pese a ello, no fueron los norteamericanos los que impidieron que el proyecto fructificara, al cabo de unos años -con una empresa que funcionaba “muy bien”- el Estado decidió unilateralmente y sin compensación alguna quedarse con el negocio: “En un país comunista no aceptan que un capitalista pueda vender bajo su mando, tú no puedes ganar”, explica.
Fue entonces cuando este empresario, junto a sus socios, decidió plantear un verdadero pulso al régimen cubano tras advertirles a sus dirigentes de que llevarían ante la Corte de Arbitraje Internacional de Londres el que consideraban un auténtico atropello.
“Sabíamos que la relación de fuerzas con el Estado cubano no nos era favorable, era David contra Goliat”, relata este autor, a quien, según afirma, intentaron “comprar”, sufrió presiones y que llegó incluso a ser “agredido” físicamente en plena calle.
El libro, escrito directamente en español, amplía con más detalles, más “aventuras” y anécdotas, una versión previa en francés en la ya que trató de sintetizar su historia.
“Es mi verdad, cuento lo que he vivido, estaba dentro del sistema, con Castro, pero yo vivía con el pueblo”, asegura el empresario francés, que ha apostillado que cuando Fidel cayó enfermo aprovecharon para “botarles” de la isla porque “jamás habían caído en la corrupción” y fueron firmes frente a la dictadura.
La obra pretende también servir de aprendizaje: “Muchos empresarios de buena fe que se van para Cuba, Corea del Norte o China no tienen la menor idea de lo que arriesgarán allá. Van con su dinero, con todo su entusiasmo, y las barreras son tales que, si no eres del tamaño de una multinacional, nunca puedes ganar”.
El libro es también un homenaje a Cuba, al aire perfumado de canela y tabaco en La Habana y a su pueblo, en una crisis continua desde hace décadas y que sigue, a pesar de todo, viviendo de manera “optimista y alegre”.

Yo he conocido personalmente estas tiendas, y eran de las que mejor funcionaban en la Habana, pero supercontraladas por la dictadura cubana, allí los que trabajan son de la seguridad del estado cubano, los que trabajan ganan una miseria, están mal atendidas, intentar robarte al darte el cambio, no tienen medios para trabajar bien, no suelen darte cubiertos cuando les pides un pastel y un café en la mesa, ni te lo sirven, tienes que recogerlo tú, no te dán servilletas, el local está en malas condiciones sanitarias, como todo en Cuba, y con el paso del tiempo se va viendo el deteriodo anual de éstos locales que empiezan muy bien, y terminan, todos sin excepción siendo una mierda.
Yo he visto una cafetería en la Habana Vieja, que me llamó la atención en el año 2007, hacia el mes de septiembre llamada el ESCORIAL, con muchos detalles, y muy bien, parecía que no estábamos en Cuba, cuando regresé unos pocos años después, estaba toda sucia, mal atendida, los cristales rotos, el café daba asco beberlo, y todo un sinfín de asquerosidades.
Con los comunistas no hay arreglo, hay que hacerlos desaparecer de Cuba a la mayor brevedad, queda poco en Cuba de que sirva, muy poco, y si no se les echa del poder, terminan con lo poco bueno que queda, son una lacra social, y solo les podemos llamar vulgarmente "los mayores ladrones y asesinos que ha tenido Cuba, en toda su historia", que Dios los lleve pronto a esos hermanos para el  INFIERNO.

A éste hombre que quiso ganar dinero en Cuba, seguramente que le hicieron de todo, los hermanos Castro, desde chantajearlo, el ponerle una chica de la seguridad a su disposición, desde meterlo a la cárcel inmunda de la isla, y la cantidad de horribles cosas que pueden hacer con total impunidad.
Está bien, que casos como este, salgan a la luz pública, sobre todos para aquellas personas, que todavía piensan que los hermanos Castro, son unos angelitos revolucionarios, y vean de verdad la naturaleza de estos dos hermanos stalinistas.