CUBA Contada por su guardaespaldas
La vida oculta de Fidel
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'Dirigía operaciones de cocaína como un verdadero padrino'
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El escolta favorito de Castro durante 17 años revela la vida de excesos del
Comandante
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Sus trapicheos con narcos colombianos, su colaboración con ETA...
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Y también su afición por comer carne de tortuga
Fidel ha repetido toda su vida que no posee más que una cabaña de pescadores
en alguna parte de la costa cubana. Pero dicha cabaña es, realidad, una villa
en una isla privada a donde le he acompañado cientos de veces entre 1977 y
1994», explica Juan Reinaldo Sánchez. El que fuera guardaespaldas
favorito del líder cubano durante 17 años revela ese y otros secretos del
Comandante en su libro La vida oculta de Fidel Castro. «Se trata de un enclave
de lujo situado 15 kilómetros al sur de la Bahía de Cochinos, con piscina de
agua dulce, delfinario, restaurante flotante, helipuerto, refugio
contra ataques aéreos, rampa de lanzamiento de misiles y hasta una granja
de tortugas, ya que al Comandante le gusta mucho comer este animal».
En este asombroso documento, el hombre que combatió junto a Castro en la
Sierra Maestra y luego compartió su intimidad, como miembro de su guardia más
cercana, cuenta las miserias humanas de uno de los políticos más importantes
del último siglo, tan preocupado por vivir a todo tren como de comunicar una
falsa imagen de austeridad más acorde a la causa comunista. «Cayo Piedra es
un verdadero paraíso, que Fidel usa desde 1961: un lugar idílico, protegido
de los barcos por dunas arenosas y rodeado de aguas cristalinas, al que
solíamos ir desde Bahía Cochinos en el yate Aquarama II (27,50 metros de eslora
y cuatro motores), que le regaló Leónidas Breznev, a través de un canal de un
kilómetro excavado en los fondos marinos».
Cuando Crónica localiza a este teniente coronel de 65 años, está a punto de
coger un avión en Miami, donde vive exiliado, para volar a París. Allí le
espera el acto de presentación del libro, este miércoles, y el
periodista que le ha ayudado a escribirlo. Uno y otro completan el relato de la
denuncia para este suplemento.
Desconocida por todos los cubanos, esta isla propia de millonarioses quizá
el mayor secreto del régimen y, a decir de Sánchez, «una de las muchas
mentiras de Fidel», que solía pasar en ella los veranos en compañía de su
segunda esposa, Dalia Soto del Valle, mientras que en temporada de lluvias
prefería ir a cazar patos a otra de sus residencias -tiene una veintena en
Cuba-, la mansión La Deseada en Pinar del Río.
Por el refugio secreto de Castro han pasado invitados foráneos ilustres
como el ex presidente colombiano Alfonso López Michelsen, el propietario de la
CNN Ted Turner, el dictador de la RDA Erich Honecker o el escritor
Gabriel García Márquez, a quien su anfitrión quiso convencer para que se
lanzase con su apoyo a tomar el poder en Colombia.
Una foto aérea donde se ve al detalle Cayo Piedra ilustra la página 161 del
libro que Sánchez ha escrito con Gyldén, a quien conoció hace dos años cuando
éste se hallaba haciendo pesquisas en Florida para un reportaje para L'Express.
«Un amigo común nos puso en contacto y Juan Reinaldo me contó cosas
increíbles de su vida con Castro, me enseñó cientos de fotos y me dejó leer
lo que llevaba escrito hasta entonces», explica a Crónica este reportero
especializado en temas latinoamericanos. «Comprobé inmediatamente que no se
trataba de ningún charlatán y me ofrecí a ayudarle con el proyecto. Para las
imágenes aéreas de la isla, primero buscamos sus coordenadas geográficas
(21º57'53"N - 81º07'04") y luego dimos con una compañía que hace
fotos de satélite por encargo».
Si Cayo Piedra representa el idílico descanso del guerrero al lado de su
consorte oficial, la unidad militar 160 era el escondite donde el Comandante
organizaba, cada 13 de agosto, sus fiestas de cumpleaños rodeado de sus más
fieles guardaespaldas -menú habitual: cordero estilo méchoui comido con la mano
y regado con tintos argelinos- y también sus encuentros con sus amantes. No en
vano Fidel siempre ha sido considerado el mayor mujeriego del
Caribe y en la obra se citan algunas de sus conquistas más célebres
como la camarada Celia Sánchez, su secretaria particular y confidente durante
30 años; la traductora Juanita Vera, coronel del servicio de inteligencia que
hoy trabaja para su hermano Raúl, o la azafata Gladys, que le acompañaba en sus
viajes al extranjero.
«Fidel es el político vivo que más tiempo se ha mantenido en el poder y es
un personaje irrepetible y extraordinariamente inteligente», opina Gyldén.
«Con esto no quiero parecer admirativo. Lo que más me impresiona es cómo pone
su inteligencia al servicio de la manipulación y la preservación de su poder
absoluto».
¿Por qué este libro y por qué ahora? «Me hice la promesa de
escribirlo cuando estaba preso», explica Sánchez vía telefónica desde
Miami. «Me di cuenta de la importancia de la información que tenía y adquirí el
compromiso ante Dios de que el mundo tenía que saber la verdad. En 2008 llegué
a Florida después de 10 intentos fallidos de escaparme de la isla y empecé a
recopilar todos los datos. Hay una idea que el gobierno cubano ha divulgado
acerca de la vida austera y la honradez del Comandante, cualidades que
son totalmente falsas. A través de las anécdotas que yo cuento, porque las
viví, la gente va a descubrir cómo es en su intimidad».
En La vida oculta de Fidel Castro, editado en Francia por
Michel Lafon, el militar y el periodista desenmascaran al Líder Máximo y sus
excesos: desde su escondite secreto hasta sus megalomanías gastronómicas -cada
miembro de su familia bebe leche de una vaca concreta, seleccionada por su
nivel de acidez- pasando por sus bacanales soldadescas o ese doble que el
régimen paseaba en coche oficial mientras que Fidel se debatía entre la vida o
la muerte.
«Se llama Silvino Álvarez y es uno de los 15 guardaespaldas que
le siguen a todas partes. No es un sosias en el sentido estricto porque no
lleva barba y es algo más bajo que el jefe. Pero ambos tienen el mismo perfil
griego y con un barba postiza da perfectamente el pego», comenta Gyldén. «Este
medio de desinformación ha sido usado al menos las dos veces en que el
Comandante ha estado al borde de la muerte, en 1983 y 1992, por el mismo
problema médico que le obligó a ceder el poder a su hermano Raúl en 2006».
Caprichoso, paranoico, tiránico, obsesivo, calculador... El explosivo
retrato no se ciñe a su vida de pachá en Cayo Piedra («con un restaurante donde
todos los miembros de la familia y los invitados comían a la carta»), sino
que destapa también detalles más escabrosos de su faceta de
estadista, desde su relación con la mafia de la droga colombiana hasta su apoyo
a ETA y otros grupos terroristas, pasando por su obsesión por la seguridad y su
manía de grabarlo todo.
«Uno de los lugares más protegidos de Cuba es el campamento Punto Cero de
Guanabo, 25 kilómetros al este de La Habana», narra el libro, que en España
editará Planeta. «A pocos minutos de playas paradisíacas, este terreno de 10
km² cubierto de vegetación acoge más de 50 barracones militares,
con una cantina capaz de preparar 600 comidas en una hora, zonas de
entrenamiento, pistas de obstáculos, tres campos de tiro, una cantera para la
detonación de explosivos, carcasas de aviones destinadas a simular
secuestros... Por allí han pasado, sobre todo en los 70 y los 80, miembros de
grupos como ELN, FARC o M-19 (Colombia), Sendero Luminoso y Túpac Amaru (Perú),
el Frente Farabundo Martí de Liberación nacional (Salvador) o el Frente
Sandinista (Nicaragua). Para ellos,Cuba era La Meca y Punto Cero, un lugar
de visita obligada».
En su deseo de extender la revolución, Castro acogió allí a guerrilleros de
todas las nacionalidades, al temible Illich Ramírez (alias Carlos) o a
terroristas de la OLP, el IRA, los Black Panthers y ETA. «Recuerdo
perfectamente los nombres de los etarras porque pasamos muchos ratos
juntos: José Ángel Urtiaga Martínez, José Miguel Arruagaeta, Miguel Ángel
Apalategui (Apala)... Nos aportaron mucho, porque sabían hacer estallar bombas
artesanales con mandos a distancia y Fidel les pidió que enseñaran a los
instructores de Punto Cero. Fue también en Cuba donde los etarras pusieron a
punto su famoso lanzagranadas Jotake que luego ha sido usado para
cometer atentados en España y por las FARC en Colombia».
«Castro llevaba personalmente las relaciones con ETA y
nada se decidía sin su autorización», sigue. «En 1984, Cuba firmó un acuerdo
con el gobierno de González para proporcionar asilo político a los militantes
que aceptaran abandonar la lucha armada y no conspirar contra España. Por su
parte, Fidel se comprometió a vigilarles e informar a Madrid de sus
movimientos. Pero mentir sin pudor es uno de los múltiples talentos del
Comandante».
Así que, no solamente La Habana acogió a numerosos etarras sin que
Madrid lo supiera, sino que «aprovechó su savoir faire para que enseñaran a
los oficiales de Guanabo el arte del secuestro y las técnicas para esquivar la
vigilancia policial». Algunos de ellos hicieron incluso de mensajeros entre el
Líder y jefes guerrilleros de toda Latinoamérica».
¿Y el tema del tráfico de coca? Se cuenta en el capítulo dedicado al
affaire Ochoa. «Fidel lo grababa todo. En la tercera planta del Palacio de la
Revolución, junto a su despacho, hay un cuartito con dos magnetófonos de banda
ancha y dos auriculares similares al de la película La vida de otros. La
consigna era registrar cualquier reunión que tuviera a través de tres micros
ocultos en su despacho», narra Sánchez. «Un día de 1988, aburrido, me puse a
escuchar lo que hablaba Fidel con su ministro de Interior José Abrantes y oí
algo que no debía acerca de un lanchero que colaboraba con ellos en el
tráfico de coca colombiana hacia EEUU».
«Fue como si el cielo me hubiera caído sobre la cabeza», recuerda.
«Atónito, incrédulo, quería creer que había oído mal o lo había soñado, pero
por desgracia era verdad. Me di cuenta de que el hombre por el cual había
sacrificado mi vida dirigía operaciones ilegales como un verdadero
padrino. Aterrado, puse los cascos en su sitio, experimentando una
sensación de inmensa soledad».
Para el devoto guardaespaldas, aquel día cambió su percepción del régimen.
«Decidí callarme y no se lo conté ni a mi esposa. Aunque lo
intentaba borrar de mi cabeza, la decepción estaba ahí y fue aún mayor cuando,
un año después, Fidel envió a prisión a Abrantes y mandó fusilar al general
Arnaldo Ochoa para demostrar que él no estaba al corriente del tráfico de
drogas».
Caído en desgracia en 1994 por dimitir del cargo, Sánchez fue
encarcelado dos años y luego vigilado celosamente por el régimen.
«Mucha gente me pregunta ahora si tengo miedo y yo respondo que miedo tenía en
Cuba», confiesa. «Cuando salí de la prisión, tenía a toda la seguridad del
estado detrás de mí, siguiendo mis pasos, viendo dónde iba, con quién hablaba.
Era una presión enorme. Aquí en Miami me siento libre, a pesar de que tomo mis
precauciones porque sé que la mano del gobierno cubano es larga y tiene muchos
amigos que pueden hacerle el trabajo sucio en cualquier lugar».
Hasta 10 intentos de evasión realizó el protagonista de esta historia antes
de huir de su país, en 2008, rumbo a México. Ahora vive en Florida con sus
hermanos, hijos, sobrinos y cinco nietos y dice sentirse «aliviado y contento»
por haber logrado su objetivo. «Ten en cuenta que el único escolta de
Castro que ha salido de Cuba soy yo. Yo llevaba el diario en el que Fidel
apuntaba todo lo que hacía cada día y me acuerdo de casi todo... Aunque, por
supuesto, hay cosas que no he contado y que no debo contar todavía».
París -- “En contra de lo que
siempre dice, nunca ha renunciado al confort del capitalismo ni ha elegido
vivir con austeridad”, escribe Juan Reinaldo Sánchez, que durante 17 años fue
guardaespaldas de Fidel Castro y que ahora publica un libro sobre la vida
privada del líder de la revolución cubana.
Yates lujosos, una veintena de residencias repartidas por toda la isla o
partidas de caza “a lo Luis XV”, tanto en las frondosas provincias del norte
como en los privilegiados fondos marinos, son algunos de los detalles que saca
a la luz “La cara oculta de Fidel Castro”, escrito junto al periodista francés
Axel Gyldén y que estará en las librerías francesas el próximo día 28.
El comandante se cuidó mucho de mantener lejos de la vista de los cubanos
su vida privada, “el secreto mejor guardado de la Revolución”, asegura Juan
Reinaldo Sánchez, según los extractos del libro.
El hombre que acompañó casi a diario a Fidel entre 1977 y 1994 describe el
lujoso yate del líder, “Aquarama II”, copiado del de un allegado del régimen de
Fulgencio Batista (presidente de Cuba entre 1940-1944 y de facto en 1952-1959),
con cuatro motores, que le regaló el dirigente soviético Leónidas Breznev.
Fondeado en su puerto privado de Bahía de Cochinos, cada paseo del barco
implica todo un despliegue, que incluye otros dos navíos, uno de ellos
totalmente medicalizado, una patrullera militar y varios aviones en alerta para
evitar que el comandante sufra un atentado.
En general, el “Aquarama II” sirve para dar agradables paseos marítimos,
pero también para ir a Cayo Piedra, una pequeña isla situada en el sureste de
Cuba, un “paraíso para millonarios” en el que Castro reposa rodeado de lujo.
“Fidel Castro ha dado a entender que la Revolución no le dio ningún
respiro, ningún placer; que ignoraba y despreciaba el concepto burgués de
vacaciones. Mentía”, afirma Sánchez.
El guardaespaldas relata que él estuvo “cientos de veces” en ese “pequeño
paraíso”, donde era el encargado de escoltar al comandante durante sus
numerosas batidas de caza submarina en unos fondos marinos casi vírgenes.
En cuanto el tiempo era clemente, Fidel y su esposa Dalia acudían casi cada
fin de semana a Cayo Piedra, mientras que en la temporada de lluvias el
comandante prefería la caza del pato en la mansión “La Deseada”, situada en la
provincia de Pinar del Río.
“En agosto, los Castro se instalaban durante un mes en su isla de ensueño”,
desde la que el líder acudía a La Habana en helicóptero si algún imperativo así
lo exigía, añade.
Ningún cubano de a pie penetró en la secreta isla de Castro, a la que solo
un reducido grupo de privilegiados, casi todos extranjeros, fueron invitados.
Reinaldo Sánchez recuerda al ex presidente colombiano Alfonso López
Michelsen, al empresario francés Gérard Bourgoin, conocido como el “rey del
pollo”, el propietario de la CNN Ted Turner o el dictador de la República
Democrática Alemana Erich Honecker.
Aunque los más habituales del lugar eran el escritor Gabriel García Márquez
y el héroe de la revolución Antonio Núñez Jiménez.
En una de esas visitas, indica el autor, Fidel propuso a “Gabo” lanzarse a
la conquista de la presidencia colombiana con el apoyo de Cuba, pero el
escritor “prefería disfrutar de los placeres de la vida quedándose
confortablemente al margen de la política”.
Lo que no consiguió con García Márquez, tener un peón en Colombia, lo logró
años más tarde con Hugo Chávez en Venezuela, señala Reinaldo Sánchez, quien
asegura que el líder cubano “siempre tuvo en la línea de mira el petróleo” de
ese país.
“Sabía que era la clave para financiar su sueño internacionalista de
oponerse a Estados Unidos”, agrega.
“La cara oculta de Fidel Castro” no describe solo el lujo de la vida del
dictador cubano, sino que también analiza otros aspectos de su régimen, la
dinastía familiar, seguida por la de su hermano Raúl.
El ex guardaespaldas también se centra en la costumbre que tenía Fidel de
grabar a todos sus colaboradores y allegados o su intento por extender la
revolución a Nicaragua.
Reinaldo Sánchez cayó en desgracia en 1994 por pedir la retirada y la
jubilación.
Fue encarcelado y, tras múltiples peripecias, logró escapar en 2008 para
reunirse con su familia en Estados Unidos.
Las Mentiras del Tirano, cuando llegó al poder absoluto de Cuba
Fidel
Castro ha gobernado Cuba por más de 50 años, incluso ahora que no está
oficialmente en el poder sigue controlando los destinos de la isla que ha
llevado a una pobreza inmensa y a vivir sin los más mínimos derechos humanos
que deben ser garantizados por cualquier nación.
Desde
los inicios de 1959 Fidel Castro mintió y manipulo la verdad para ir haciéndose
con el poder que ha mantenido por todos estos años. Aquí les dejo algunas de
las mentiras más grandes que ha dicho Fidel Castro a lo largo de los años.
“Habrá libertad para los que hablan a favor
nuestro y para los que hablan en contra nuestro y nos critican” Esa frase la dijo durante un discurso en la
ciudad de Santiago de Cuba el 1ero. de enero de 1959.
“Nosotros tenemos un país libre. No tenemos censura
y el pueblo puede reunirse libremente. Nunca vamos a usar la fuerza y el día
que el pueblo no me quiera, me iré.” frase de Fidel Castro durante un discurso
en La Habana el 9 de Enero de 1959.
“Sé que están preocupados de si somos
comunistas. Quiero que quede bien claro, no somos comunistas. Yo no soy
Comunista ni tampoco el movimiento, pero no tenemos que decir que somos
anti-comunistas por agradar al extranjero” Gran mentira de Fidel Castro durante una
entrevista en La Habana, Enero 13, 1959.
“Respecto al Comunismo, solo puedo decirles
una cosa, NO SOY COMUNISTA, ni los comunistas tienen fuerza para ser factor
determinante en mi país” discurso
en la Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos de Washington, abril
17, 1959.
“si ellos en la Florida han podido desarrollar
una gran industria de cítricos en una tierra peor que la nuestra, no hay la
menor duda de que nosotros vamos a tener una industria de cítricos superior a
la industria de cítricos de la Florida” dicho por Fidel Castro 6 de agosto de 1968
y una de las tantas mentiras relacionadas con la economía de la isla.
“No se concibe un país libre cuya economía es
de extranjeros” Fidel
Castro dijo esas palabras el 23 de agosto de 1966 y de ahí en adelante no hizo
más que regalar el país a cuanto poder económico extranjero soportara su mal
llamada revolución.
“el pueblo de Cuba alcanzará el nivel de vida
más alto que ningún país del mundo” dicho en La Habana, 13 de marzo de 1959, el
pueblo de Cuba ha vivido en la pobreza desde principios de la revolución siendo
uno de los países más pobres de América y del mundo.
Estas
son algunas de las mentiras más sonadas que le ha contado Fidel Castro al
pueblo de Cuba.
Fran País.
Siempre bien acompañado, para distorsionar la verdad sobre lo que pasaba en Cuba cada día.