LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Esperanza, esperando la llegada del Fin del Castrismo en Cuba y en Latinoamérica.

 

Pobreza y Miseria por toda Cuba.



En el año más duro que ha tenido el castrismo desde la crisis de los noventa, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha asestado un golpe demoledor para recortar los ingresos de la dictadura en los rubros del turismo, la exportación y el intercambio con Estados Unidos, sea en el ámbito cultural, educacional, académico o deportivo. Las nuevas sanciones, anunciadas el pasado 23 de septiembre, se corresponden con el objetivo central de la administración Trump, de eliminar o reducir al mínimo las fuentes de financiamiento que el régimen de La Habana utiliza para el control y la represión de sus ciudadanos, así como la desestabilización regional, y canalizar dichos recursos hacia el pueblo cubano y su sector privado.

La lista de hoteles y empresas prohibidas para los estadounidenses asciende ahora a 433 propiedades afiliadas de manera directa al castrismo o sus testaferros. Asimismo, se prohíbe la importación a territorio norteamericano de ron y tabaco cubanos en cantidades comerciales, dos de los principales productos exportables que generan altas sumas a la nomenclatura castrense.

El Departamento de Estado aumentará también las restricciones a los viajes de estadounidenses enfocados en el intercambio profesional, la organización de conferencias, presentaciones artísticas o eventos deportivos; pues cada una de estas actividades es controlada por el régimen, benefician a entidades que sirven al régimen y funcionan además como un canal de adoctrinamiento a los visitantes, que entran en contacto solo con la Cuba que el castrismo quiere dar a conocer como parte de su propaganda internacional.

La política del embargo de Estados Unidos hacia Cuba tiene sus orígenes en la confiscación sin compensación alguna, por parte de Fidel Castro, de miles de millones de dólares en propiedades que hoy son explotadas no para asegurar el bienestar del pueblo cubano, cada día más empobrecido; sino la permanencia en el poder de una élite militar-empresarial que controla la economía escudándose tras la justificación de que todo el dinero que se recauda es para sufragar los sistemas de salud y educación gratuitos, además de asistencia y seguridad social.

Sin embargo, la cantidad de reclamos y denuncias hechas por los cubanos ante los órganos jurídicos del país, o publicados en redes sociales, demuestra que el sistema de salud es deficitario, negligente y agobiado por escaseces de todo tipo; una realidad que contrasta con las clínicas perfectamente equipadas y abastecidas que el régimen mantiene en países como Qatar, y hasta fecha reciente, Bolivia. Treinta años lleva el castrismo denunciando el embargo en Naciones Unidas, y en ese mismo lapso ha gastado cientos de millones en servicios de inteligencia para ampliar su influencia nefasta en la región latinoamericana.

El dinero que debió ser utilizado para invertir en tecnologías de alto impacto en la producción de alimentos, medicinas, forraje para el ganado, importación de insumos médicos, desarrollo inmobiliario, programas sociales y un largo etcétera, fue destinado a instaurar y mantener en el poder a gobiernos de izquierda, que a su vez se dedicaron a empobrecer y reprimir a sus ciudadanos en nombre de una igualdad social imposible a menos que sea en la pobreza.

Los ingresos generados por el turismo, la exportación de servicios médicos y las remesas no se han traducido jamás en bienestar para el pueblo de Cuba. El deshielo promovido por la administración Obama depositó cifras multimillonarias en las arcas de la dictadura, mientras que los cubanos solo disfrutaron de un espejismo de libertad. El cuentapropismo, que tuvo unos pocos años favorables gracias a la administración demócrata, hoy padece bajo la presión del régimen, que ha dejado claro, con la nueva oleada de allanamientos y expropiaciones televisadas en horario estelar para intimidar a la población, su odio al sector privado y la iniciativa individual.

Si el castrismo no supo aprovechar al máximo aquella apertura generosa para el bien de Cuba y los cubanos, hoy no le queda más remedio que lidiar con sanciones de una severidad inédita, a la par que se derrumban los mitos de la solidaridad, el altruismo, la potencia médica y la soberanía alimentaria. El embargo per se no es la causa de la ruina que consume a Cuba. Sus leyes han agravado los males provocados por una dictadura que sumió al país en la improductividad, la mendicidad, la dependencia; y no conforme con ello ha exportado su modelo ideológico de miseria y represión a otras naciones del continente.


Cuba entera se derrumba, a nadie le importa.


Esa influencia maligna debe ser conjurada. Permitir que la dictadura gane el dinero que le permite mantener a todo un pueblo de rodillas es irresponsable y vergonzoso para el mundo libre. Ni dólares ni prestigio internacional para un régimen que alquila y extorsiona a sus médicos; que promueve la intimidación, el secuestro y la cárcel para silenciar a opositores políticos; que recaba donaciones y préstamos para impulsar la producción de alimentos mientras las tierras de este archipiélago siguen ociosas o invadidas por el marabú; que ante organismos internacionales preconiza la defensa de los derechos civiles, pero no cesa en su acoso a quienes denuncian tanto su incompetencia como sus arbitrariedades.




Y el lujo de la Saga Castro.

 

Oportunidades ha tenido el mal gobierno encabezado ahora por Díaz-Canel de dialogar con todos los actores de la sociedad civil cubana, de reparar la confianza dañada por décadas de mentiras y abusos, y abrir finalmente las puertas a una democracia sin cortapisas. En lugar de soltar amarras, ha elegido el hambre como instrumento para asegurarse el sometimiento de la población, y el inmovilismo que obliga a emigrar a tantos buenos cubanos. Vengan entonces los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre la peor escoria de América Latina.

 

El infierno de los médicos del castrismo

 

Represión, cárcel o exilio amenazan a los doctores cubanos que se rebelan en las misiones a las que les envían.





Más de 1.500 profesionales de la salud de Cuba se han desplegado en 20 países distintos para luchar contra la pandemia que azota al planeta. Gobiernos y administraciones han pactado con La Habana para recibir a las polémicas brigadas médicas, cuyos componentes son "sujetos de un proceso de vigilancia y regulación extrema de su vida que es propio de un futuro distópico de Orwell", denuncia a EL MUNDO José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW).

Represión, cárcel o exilio amenazan a los doctores que se rebelan ante el menoscabo de sus derechos. "Los médicos ofrecen valiosos servicios a numerosas comunidades, pero a costa de sus libertades más básicas", concluye Vivanco.

La prestigiosa ONG ha investigado a fondo las interioridades de lo que denuncia como explotación o incluso trabajo forzoso. "Los relatores de la ONU le han advertido a Cuba que las condiciones a las que someten a estos médicos incluso podrían considerarse una forma de esclavitud moderna", pormenoriza a EL MUNDO el director de HRW.

Un férreo manual de normas represivas acompaña a los médicos cubanos que viajan al exterior, que en algunos casos recuerdan a mecanismos de control social ya superados incluso en la isla. El personal debe reportar a sus superiores todas sus relaciones amorosas. También está prohibido mantener relaciones con personas que mantengan "posiciones hostiles o contrarias a la revolución cubana" o "cuya conducta no sea acorde con los principios o valores de la sociedad cubana". Vivir con personas no autorizadas vulnera los códigos de conducta.

Los brigadistas deben cuidar con esmero su presencia pública, evitando frecuentar lugares que dañen su prestigio o donde se puedan producir alteraciones de orden público. Para participar en actos políticos, como a menudo hacen en Venezuela, deben contar con el permiso de sus superiores.

Las sanciones más graves abocan a procesos con penas de hasta ocho años de cárcel, el mismo tiempo de "castigo" sin regresar a la isla que supone el abandono y huida de la misión. Esta disposición viola, según HRW, el derecho consagrado a ingresar al país propio que se aplica a todas las personas, incluidos los ciudadanos cubanos.

Al ser considerados como "población regulada", los médicos sólo pueden viajar al exterior con permisos especiales. En los últimos reclutamientos para luchar contra el Covid, médicos confesaron a la organización Prisioners Defenders que aceptaron el trabajo porque temían represalias o lo hacían para conseguir alimentos o huir del país.

Las pesquisas de HRW y las de Naciones Unidas reportan "excesos de horas trabajadas", limitaciones en vacaciones y salarios y las amenazas ya relatadas. En su respuesta a la ONU, el gobierno cubano negó las acusaciones y señaló a los relatores de derechos humanos por "fomentar espurias campañas promovidas por el gobierno de EEUU". Las excusas de siempre.

La gran novedad es que en esta ocasión HRW no se dirige a Raúl Castro o al nuevo presidente, Miguel Díaz-Canel, sino a los países que reciben a los médicos para que sean "conscientes de que si no presionan a Cuba para que modifique este sistema draconiano, se pueden transformar en cómplices de graves violaciones a los derechos humanos", explicó Vivanco.

La prioridad son los países europeos que apoyan financieramente las misiones médicas, así como los países de la región latinoamericana que han considerado solicitar estos médicos para enfrentar la pandemia, como México, Perú y Argentina.

El modus operandi en revolución convierte a sus médicos en su fuente principal de ingresos en medio de una coronacrisis que ha paralizado el turismo. El último dato es que las misiones reportan al país 5.500 millones de euros, "lo que representa el 43% de las exportaciones totales", según el economista Pavel Vidal, antiguo funcionario del Banco de Cuba.

Un asunto de Estado, vital para la revolución y en el que vuelca a todo su aparato de propaganda. Otra cosa es el trabajo de los médicos en cada país, que concita aplausos y también críticas. Venezuela, pieza clave de este puzle, acaba de recibir con bombo y platillos revolucionarios una brigada en Zulia, epicentro de la epidemia. En ese estado ya son una docena los médicos locales fallecidos.

"Es una mezcla de populismo y mentira. Nuestros médicos no cuentan con medios de bioseguridad y en cambio ello sí tienen todo el material de protección", protestó el diputado José Manuel Olivares, comisionado para la Salud de la presidencia encargada.