LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

domingo, 8 de enero de 2012

Futuro de la nueva Habana (Arquitectura).

Centro Asturiano (La Habana).

Edificio Bacardí (Habana)

Centro Gallego en la Habana.

Ideas para recontruir una de las ciudades más bellas que han existido.

Existen, La Habana Colonial, La Habana Republicana y La Habana Totalitaria. Las primeras fueron sumamente creativas, y la Republicana fue, además, de una capacidad constructiva extraordinaria. En la tercera etapa, el Estado usurpó a la sociedad la labor de hacer ciudad. Por lo tanto, el mayor problema urbanístico que enfrentaremos es recuperar la actitud positiva de hacer ciudad en un ambiente de libertad expresiva. La remodelación de La Habana no debe ser impuesta desde arriba, sino surgir del pensamiento y sentimiento de la sociedad, interpretados por sus urbanistas.

Al eliminarse la propiedad inmobiliaria, el Estado, sustituyendo a los propietarios, asumió los mantenimientos periódicos —además de la reparación y creación de vías y redes técnicas en una ciudad que ya entonces debía modernizarse—. Al incumplir esa gestión elemental, el Estado ha ocasionado la ruina de numerosos edificios, y la depauperación de calles, mobiliario urbano y redes técnicas.
La identidad urbanística de La Habana emerge de unos elementos muy claros:
 1. Las plazas: lineales (como El Prado) o centrales (como la De Armas), sitios de contacto humano.
 2. La cuadrícula o retícula grecorromana de sus calles y manzanas, que ordena la ciudad.
3. Los usos mixtos (comercios, oficinas, parques y residencias) que, con la cercanía entre ellos, incentivan la actividad peatonal.
4. Las densidades variadas, con predominio del uso intensivo del terreno, que crea ciudades compactas
. 5. Las fachadas continuas con un control de alturas por piso.
 6. Las arcadas, pórticos y columnatas públicas, el ámbito peripatético.
 7. Los corredores (paseos, alamedas, avenidas) y calles interconectadas en los nodos urbanos.
 8. Las esquinas de la ciudad, sitios de reunión vecinal.
 9. Los monumentos, fuentes, esculturas y murales, el adorno urbano.
10. Los parques arbolados con sus bancos y glorietas, sitios de descanso.
11. El sistema múltiple de transporte público, como alternativa al uso inevitable del automóvil.
 12. La escala monumental, inspirada en los castillos coloniales.
13. La atmósfera alegre y creativa que ha permeado, y permeará en el futuro, la actividad urbana en Cuba.
La Habana es una ciudad única en el mundo por su capacidad de crecer y "reinventarse" sin devorarse a sí misma. Pueden leerse en ella todos y cada uno de los eventos urbanísticos que la han marcado: desde la eficaz cuadrícula irregular de La Habana Vieja hasta la excelente ciudad jardín de los asentamientos de la alta burguesía de los 40 y 50 del siglo pasado, pasando por la magnífica cuadrícula neoclásica de El Vedado, o el espantoso urbanismo del "socialismo real" en Alamar. En La Habana, donde todo fue posible, las huellas del tiempo se mantienen en pie contra viento y marea. Esta seña identitaria sería, en mi opinión, algo a conservar. Pero la enorme dificultad que ello supone, en todos los sentidos, me hace ser muy escéptico con relación a su viabilidad.
No existe un punto general de equilibrio entre conservación y renovación. El equilibrio varía según el área de la ciudad donde se trabaje. Y el balance se debe encontrar después de que los valores de cada área se hayan evaluado y expresado adecuadamente. Toda remodelación creativa debe salvar —preservándolos— los sitios, edificios y ambientes urbanos y rurales que nos hablan de nuestra historia. Para lograrlo, es necesario elaborar un inventario de valores, área por área. Al mismo tiempo, no hay ningún inconveniente en insertar un edificio radicalmente moderno junto a un edificio histórico, siempre y cuando la fachada de aquel logre una continuidad espacial en sus alturas, piso por piso, y su calidad sea equivalente.
El planeamiento de El Vedado —con sus unidades vecinales de usos mixtos, avenidas circundantes y parques localizados a distancias peatonales— nos presenta un enfoque de una modernidad sumamente adelantada a su época que nos podría guiar en el desarrollo futuro.
 El modelo de restauración que se aplique deberá permitir que cada área de la ciudad aloje y exprese, de manera creativa y moderna, la vida de los ciudadanos, aceptando la visita del turista. No creo que estos criterios estén reflejados en el modelo de restauración que se está aplicando en La Habana Vieja, que no es más que un “parque temático”, una creación orientada prioritariamente hacia la explotación del turismo, en un ambiente que no refleja, más bien oculta, la vida miserable de sus habitantes.
Para emprender una remodelación a fondo de La Habana es imprescindible que existan un sistema democrático, con la menor intromisión del Gobierno en la actividad privada; un estado de leyes vigente y un profundo respeto de los derechos humanos en un ambiente de libertad colectiva; separación de los diferentes poderes del Estado; un régimen claro de propiedad privada, y una política económica de libre empresa.
 Por lo tanto, es absolutamente necesaria la transición a otro modelo político y económico. Para que la sociedad cubana vuelva a hacer ciudad, hay que transitar del statu quo de la destrucción al statu quo de la construcción.
No todos los regímenes estalinistas descuidaron por igual sus ciudades. Ahí están los casos de Praga o Budapest, por ejemplo. Pero el régimen cubano no sólo se ha mostrado ineficaz para conservar mínimamente el enorme legado urbano que encontró, sino que, a su apatía y falta de sensibilidad, sumó una actitud grosera, casi despótica, frente al refinamiento que, a pesar de todas sus desigualdades y problemas, tenía una ciudad como La Habana.
 El régimen no puede ser el problema y su solución a la vez. Cualquier posibilidad que pueda vislumbrarse en La Habana para un renacimiento futuro, pasa por un cambio sociopolítico, aunque en absoluto esté garantizado por éste. Soy muy escéptico en este punto. Creo sinceramente que La Habana futura será otra.
Ya queda poco tiempo, para los cambios esperados en Cuba, primero el político, luego el económico y a continuación los cambios en los hábitos diarios de sus ciudadanos, que tienen que estar comprometidos con la democracia, con el estado de derecho, con poner las bases de una nueva Constitución para todos los cubanos, y de ponerse a trabajar por sacar a su país de la pobreza y de la miseria y de mirar con optimismo el futuro que está a la vuelta de la esquina.
Cuba tiene que ser un ejemplo de transición de un régimen totalitario a una democracia real, tiene que ser ejemplo de trabajo, esfuerzo y de aunar las ganas suficientes para que sus gentes vivan en un ambiente de paz y tranquilidad.
El futuro está en manos del cubano, él tiene que escoger lo que quiere, si quiere democracia, tiene que luchar por ella, y sentarse a dialogar con todos los grupos políticos, y con todas las concepciones ideológicas, y olvidarse del resentimiento, y entregarse de lleno a la causa de los derechos humanos y las libertades.
Y también sus edificios y arquitectura necesita de la Libertad y de personas válidas que estén interesados en el futuro de su país llamado Cuba.

Cuba Democrática y en Libertad.

Fran País.


 
                                                                                Libertad para el pueblo de Cuba.


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