LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

sábado, 24 de noviembre de 2012

El camino recto hacia la Democracia en Cuba.


Muy mal debe estar un país cuando un policía, que apenas llega al noveno grado de escolaridad, se arroga el derecho de ofender, humillar, maltratar, golpear y amenazar de muerte a un escritor, un periodista, un abogado, sólo porque ya le han puesto el monograma o el estigma de “contrarrevolucionario”, y su uniforme le brinda impunidad total.

Muy mal debe estar un país cuando la policía invoca la ley a capricho, sin ningún tipo de compromiso con la verdad, y sin ética, la usa como una forma de presión psicológica.

 Muy mal debe estar un país cuando una reunión pacífica de menos de treinta personas se considera un peligro para la seguridad nacional, y tratan de abortarla movilizando a más de cien policías y paramilitares.

 Muy mal debe estar un país cuando la policía y el ejército se comportan como una guardia pretoriana, y una milicia privada al servicio de una camarilla de gobernantes.

 Muy mal debe estar un país cuando una camarilla de gobernantes, cuyo promedio de instrucción está lejos del grado universitario, gobierna de forma vitalicia, y se rota por los cargos de dirección, y por los ministerios, como si fueran los bancos de un parque, o las sillas de una fiesta en cuyo centro hay una mesa de banquete.

Muy mal debe estar un país donde la gente pasa hambre, calamidades y atrocidades a diario, y nadie sale a la calle a protestar y a defender los derechos que les han quitado.

Muy mal debe estar un país donde la gente tiene miedo hasta para ir al baño, porque todavía no han echado al váter toda la mierda que han comido durante más de medio siglo.

Muy mal debe estar un país, donde la juventud sigue comiendo mierda, denunciándose entre si en los comités de barrio, y prostituyéndose cada día de su vida.

Muy mal deber estar un país, donde no se puede comer langosta, donde no se puede comer carne de vaca, y donde casi ningún cubano puede tomar un vaso de vino o comer un trozo de turrón.

Muy mal tiene que estar un país, donde todo trabajador o  funcionario tiene que robar para comer, él y su familia, donde hay que robar hasta la gasolina, y donde matar una vaca está penalizado como cadena perpetua.

Quizás, la historiografía del futuro llame a este período, irónicamente, como la época del “despotismo bruto”.

Sin embargo, hay esperanzas todavía.

 Esos actores de la sociedad civil, que suelen identificarse como disidencia, u oposición política –y que para mí son los tesoreros de la consciencia nacional, y los cultivadores de las semillas de la democracia en Cuba– están alentados por un espíritu de cooperación.

 Cada ola represiva es una oportunidad para acercarme más a mis colegas, y correligionarios, y ser testigo de su temple.

Cuando el río del gobierno se desborda en represión, nuestros amigos se convierten en nuestros hermanos, y los apenas conocidos se hacen nuestros amigos.

Entre todos nos confortarnos, nos servimos, nos protegemos, y hasta nos reímos. Cada detención es como si nos arrancaran un pedacito del alma, que quisiéramos pronto recuperar.

 Cada arresto es una invitación para admirar a nuestros amigos, y es un abono amargo que hace crecer en nosotros la compasión, la solidaridad, y que nos reta al ejercicio de la democracia –pues la democracia, además de ser un sistema de leyes, basado en el principio de la dignidad del individuo, y cuya finalidad es el equilibrio y la armonía social.

Es también una cultura de la fluidez política, y de articulación dialógica de la voluntad colectiva; es el arte de la asamblea y el ágora, de nivelar los intereses y los destinos, sin apegos al poder, y sin vanidad; es el arte de negociar, buscando el consenso, pero sin forzarlo.

La democracia es el lazo de unión entre todos los cubanos, los buenos y los malos, los buenos son la gran mayoría, los malos que lo han sido durante muchos años tarde o temprano tendrán que respectar las reglas del juego democrática de la sociedad moderna que pronto tiene que aparecer en nuestra querida y entrañable tierra cubana.

Fran País.
 
 





 
Así está el país de Cuba, que hace 55 años era el país mas bello de América,hoy es el país mas pobre de Latinoamérica, el único país del hemisferio sin democracia, y el país mas olvidado por la ONU, por España, por EEUU y por la comunidad internacional.
Mientras siga el demonio en esa tierra no podrá imponerse la democracía.

 

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