LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DE LOS CUBANOS

LA TRISTE Y LAMENTABLE VIDA DEL 95% DEL CUBANO 2011 Esa cruel y desgarradora dictadura de más de 53 años hace que el cubano de a pie, viva desde que se levanta hasta que se acuesta en la Miseria. Apenas tienen que comer, no pueden tener un vehículo, no pueden tener una lavadora moderna, no pueden tener una televisión como Dios manda, no pueden tener una moto, no pueden tener una bicicleta,no pueden tener un buen par de zapatos, no pueden ser libre ni un minuto del dia. Es hoy Cuba la mayor prisión del mundo, y eso lo sabe la comunidad internacional.

sábado, 16 de marzo de 2013

Pronto le llegará su hora para estar al lado de su amigo eterno.



La esperanza del año 2013 para Cuba y para Latinoamérica, haber si estos Caudellismos desaparecen y regresa los ordenes constitucionales con sus derechos sociales y justicia.



 
 
Esta es la masa joven de borregos que hay en Cuba ayudando a la dictadura Castrista en la actualidad, cuando llegue la Democracia tan esperada, que porvenir les va a quedar, que disculpan darán, habrá que integrarlos en una escuela durante mucho tiempo, para que no sigan siendo máquinas de contar mentiras y delatores de la población cubana, o mejor meterlos en una isla y ponerlos a trabajar dia y noche durante un tiempo, pero la democracia, no va hacer eso, porque la democracia cree en las personas en los derechos humanos, y en la ética y moral, cosa que éstos desgraciados y asquerosos no creen.

 
Al final, solo queda de ésta foto Fidel  Castro, se los ha ido cargando a todos durante estos últimos 54 años.

Dios los cria y  ellos se juntan, haber si Dios se acuerda de ellos y los lleva al lado de Hugo Chavez.

 
La Revolución mintió ya cuando estaba en Sierra Maestra, porque la Revolución es Fidel Castro y su querido hermano Raúl, dos mal nacidos, rencorosos, asesinos, y déspotas.

Vergonzoso que todavía le hagan honores de estado a este  mal nacido de malas entrañas y que esperemos que pronto esté al lado de su querido amigo petrolero.

 
Cuando muera el tirano de Cuba, tendremos que  tirar todos voladores y hacer un canto internacional a la libertad de todos los pueblos de éste planeta nuestro.

Pero muera mañana, o muera dentro de un mes, o dentro de un año, habrá vivido demasiado, no habrá muerto a tiempo, y definitivamente: la Historia no lo absolverá.

No obstante, cuando muera, correrán las lágrimas en Cuba y también las de los cómplices diseminados por todo el mundo. Unas de cocodrilo, otras de sentimiento filial, pero muchas serán de miedo, porque los que aún se protegen a su sombra verán en peligro sus privilegios.

A su muerte, tal y como aconteció con José Stalin, los pronunciamientos oficiales y los medios al servicio del Estado, tratarán de revestir su figura de grandeza, cubriéndola con laureles de todo tipo. No señalarán siquiera un error al infalible líder que irrumpió en nuestras vidas –para destrozarlas- hace más de 54 largos años.

No obstante, el tiempo y la Historia se encargarán de ponerlo en el lugar que merece y quedará demostrado que en los más de 500 años de historia de Cuba, nadie ha hecho más daño a nuestro pueblo y a nuestra nación.

Fidel Castro será recordado como  el  gobernante de Cuba, más cruel y despiadado con su pueblo, que durante un tiempo lo tenían como un Mesías.

He aquí una pequeña parte del legado que nos dejará, cuando finalmente muera:

Bajo su mandato se fusiló a miles de cubanos por razones políticas, decenas de miles cumplieron larguísimos años de prisión por “delitos” políticos, muchos otros miles murieron tratando de huir de la isla-prisión-manicomio que él creó.

Persiguió a la religión, dividió a la familia. Implantó a sangre y fuego en el país una ideología extranjera y eliminó prácticamente todas las tradiciones nacionales. Forzó al exilio a cerca del 20% de la población del país, haciendo que Cuba pasara de ser un país receptor de inmigrantes a un lugar del que casi todos querían huir.

Puso al mundo al borde de la tercera guerra mundial, al propiciar, de manera inconsulta e irresponsable, la instalación en el territorio nacional de armas atómicas soviéticas.

Miles de jóvenes cubanos murieron –enviados por él- en guerras que no nos pertenecían. Minó de manera dramática la auto estima personal de todos los cubanos, convirtiéndonos en ciudadanos de segunda en nuestra propia Patria, y de hecho destruyó el orgullo de toda la nación.

Destruyó la industria azucarera, la cafetalera, la agricultura en general, la ganadería, la red de transportación nacional y prácticamente toda la infraestructura. Dañó la economía del país de tal manera que probablemente Cuba necesitará varios decenios y una colosal ayuda externa para poder recuperarse y regresar a niveles de desarrollo equivalentes a los que tenía en 1958. Llevó a la inmensa mayoría de la población a vivir en un nivel de pobreza ni siquiera imaginado durante la época republicana.

Es cierto que no pudo hacer solo su tarea destructiva. Para causar tantos estragos necesitó ayuda, colaboradores y cómplices, unos conscientes y otros ingenuos, pero fue él “el líder”, el autor intelectual encargado de planear y dirigir la destrucción de nuestra Patria.

Su persona ha sido tan dañina para Cuba, que hace difícil creer la afirmación bíblica de que Dios es quien pone y quita reyes; a menos que lo cubanos hayamos pecado mucho en anteriores vidas y Fidel Castro haya sido el terrible castigo que Dios nos envió.

Como quiero ser positivo, he decidido pensar en que los planes del Señor para Cuba está que, tras tantos sufrimientos, cuando los malos terminen su tiempo y su misión destructiva, vendrá para nuestro pueblo una época de oro, y sabremos valorar lo que tendremos. Habremos aprendido la lección. Confío en que tras el fin del horror comunista, los cubanos emprenderemos el camino de la reconstrucción, y esperemos que podremos vivir y disfrutar la democracia como se hace hoy en casi toda Europa.

 

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