seguramente irán para el infierno, y allí Satanás se
encargará de las labores que tendrán que realizar,
porque los dos elementos son unos expertos en la
maldad y la crueldad que han aplicado con destraza
a sus respectivos pueblos estos dos mal nacidos.
Estamos viendo luz al final del túnel de la muerte, que ha sido la dictadura de los hermanos Castro.
La prioridad de los servicios cubanos es apuntalar al chavismo en el poder a cualquier costo. Chávez se morirá pronto y hacen planes. Están en estado de alerta y se mueven a toda máquina. Adán, hermano mayor de Hugo, al corriente del cáncer que afectaba al hermano, al regreso de Cuba dijo había que pensar en defender a la revolución bolivariana por cualquier vía al margen de las elecciones, describiendo el punto de vista y la estrategia de La Habana.
Los Castro tienen razones para temer que Chávez, si se muere, se lleva a la tumba a la revolución cubana. Esos 100.000 barriles diarios de petróleo, y los subsidios son el principal sostén de una dictadura asombrosamente improductiva.
Si se corta ese flujo de recursos la hecatombe sería mayor que la padecida cuando desapareció la URSS y su generoso subsidio, la capacidad de consumo de los cubanos se contrajo en un 40%.
El escenario que Raúl y Fidel temen es probable que suceda: la cúpula chavista, sorprendida por la desaparición del caudillo venezolano, se divide y es barrida en las urnas.
Eso es lo que quieren evitar. No hay nadie en las filas oficialistas que despierte simpatías populares. Chávez no creó un partido sino un coro de sicofantes. No tiene sustituto. Adán comenzó a preparar las condiciones para un escenario violento. Lejos de pactar un acuerdo con la oposición, van a “radicalizar el proceso”.
En ello les va la vida. El fin de la colaboración Habana-Caracas conlleva otro aspecto muy grave para los Castro. En Venezuela hay unos sesenta mil cooperantes cubanos. Si el chavismo pierde el poder tendrían que repatriarlos y un porcentaje grande intente quedarse.
Los demócratas venezolanos de la oposición, no se cruzarán de brazos. El mensaje que le susurra a los diputados chavistas y militares con mando de tropa va en la otra dirección: es inútil tratar de convertir el gobierno de Caracas en una dictadura procomunista contra la voluntad del 80% de los venezolanos, incluida la mayor parte de chavistas, como confirman las encuestas.
Ese intento terminaría en un baño de sangre. No hay chavismo sin Chávez y nadie sabe qué es la revolución bolivariana más allá de un inmenso desorden que se ha tragado un trillón de petrodólares mientras demolía una buena parte del tejido empresarial.
Los chavistas no pueden ni deben subordinar los intereses venezolanos a la conveniencia de Cuba. Es probable que Cuba no consiga imponer su voluntad pese al empeño que ponga en el esfuerzo.
Cuando Moscú era metrópoli del mundillo comunista de Centroeuropa, tenía divisiones ocupando el territorio de sus satélites, les suministraba petróleo y gas. La relación de Cuba-Venezuela es diferente. Los satélites de la URSS eran parásitos económicos de Moscú. Cuba es un parásito de su satélite. Los venezolanos no necesitan a los cubanos. Esa relación de fuerzas acabará prevaleciendo.
Quizás este año que pronto va a empezar, desaparezca Hugo Chavez, y también los disidentes cubanos, van a tirar más fuerte de la cuerda, y a terminar de ahogar de una vez por todas, esa dictadura castrista, que además de anacrónica, es una dictadura macabra y asesina.
Cuba Democrática y Libre.
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